lunes, 3 de septiembre de 2018

COMPORTAMIENTO Y VALORES


Para los niños el afecto es una de las principales necesidades que tienen para sentir seguridad y para empezar a desarrollar la autoestima. La familia tiene la responsabilidad de cuidar, proteger y proveer de cariño a sus hijos. Los niños que crecen rodeados de afecto, de comunicación y de disciplina, estarán más asentados emocionalmente.

No hay que esperar que el niño haga algo excepcional para elogiarle y mostrarle afecto. Un beso, una caricia, una mirada o una palabra hará que se sienta querido. De ese modo reforzaremos su autoestima y desarrollaremos su propia capacidad afectiva.

No hay que confundir el afecto con la sobreprotección, no con el exceso de mimo, pues esto impedirá el desarrollo de su autonomía personal. Los niños necesitan vivir con unas normas de convivencia y comportamiento, siempre dentro de un marco de disciplina estable que les proporcione seguridad. Será tarea de los padres que sus hijos vayan construyendo una escala de valores que les permita distinguir lo bueno y lo malo, lo que está bien y lo que está mal. 

Es bueno compaginar el afecto y la autoridad. Ya desde pequeños es importante marcarles límites y normas en aspectos relacionados con la alimentación, el sueño y los juegos. Deben ser los padres quienes lleven las riendas para que se sientan más seguros, siempre dándoles razonamientos adaptados a su edad.
En todo momento debe existir una línea clara y coherente a seguir entre el padre y la madre. No hay nada peor que quitarse la autoridad unos a otros, sobre todo, si se hace delante de los pequeños.

Si al clima de afecto, de disciplina, añadimos la comunicación y el diálogo productivo se fortalecerá la relación entre los padres y los hijos. A través de la comunicación se pueden resolver los conflictos que se plantean día a día y conocer mejor las necesidades, los intereses, las emociones y los sentimientos de los niños.

Una de las tareas más importantes en la educación y formación de los hijos es la de enseñarles a ser responsables. Para que comprendan y pongan en práctica el sentido de la responsabilidad, se requiere de información, orientación, paciencia, constancia, confianza... Hay que permitir que participen en la toma de decisiones, darles la oportunidad de asumir las consecuencias de sus acciones, comprender los fracasos y limitaciones y elogiar sus logros.

Los niños deben saber que cuentan con el apoyo incondicional de sus padre y éstos deben enseñarles con el ejemplo (es más fácil que el niño sea responsable di ve que sus padres también lo son).

Algunas medidas que los padres pueden llevar a cabo para fomentar este valor son:

* Enseñarle a poner atención y cuidado en lo que hace.

* No hay que pedirle que haga algo que aún no ha aprendido.

* Establecer normas generales, que el niño asumirá conforme vaya creciendo.

* Asignar primero tareas muy simples para ir pidiéndole, poco a poco, otras más complejas. 

* Ser claros para que entienda bien lo que se espera de él.

* Explicar paso a paso lo que el pequeño debe hacer. Las tareas deben tener una dificultad moderada y progresiva, adaptada a la edad.

* Felicitarle y elogiarle cuando hace las cosas bien.

* Enseñarle a valerse por si mismo, que vaya siendo más autónomo y capaz de realizar cada vez mejor diferentes tareas.

Aunque sean pequeños, siempre hay tareas que pueden hacer: recoger sus juguetes, llevar las servilletas a la mesa, colocar su ropa...
Los padres deben ser firmes, coherentes y pacientes, estableciendo horarios, reglas, normas, costumbres y rutinas lo más regulares posibles.


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EDUCACIÓN EMOCIONAL

La expresión de sentimientos y emociones está presente en nuestra vida desde que nacemos y es fundamental en el desarrollo de la personalidad, en el desarrollo psicológico y en la relación con los demás.

Los niños aprenden principalmente de los padres. Tienden a imitar conductas, comportamientos, expresiones... La familia funciona como modelo también en la vida emocional del niño por eso es importante que los padres conozcan los efectos que sus emociones y actitudes tienen en sus hijos.

Es importante que los niños empiecen a aprender a identificar, a nombrar y a expresar sus propias emociones y las de los demás, para que, poco a poco, puedan utilizarlas positivamente ayudando a los demás a sentirse bien, regular sus impulsos, aprender de los errores y aceptar las frustraciones. Poner nombre a un sentimiento, les ayuda a identificarlo cuando lo sienten.

Es muy frecuente en los niños muy pequeños observar una serie de conductas inadecuadas (rabietas tan propias de la edad, peleas...) que requieren una respuesta rápida por parte de los padres. Antes de intentar resolver estas situaciones utilizando el castigo, los niños se van a sentir más seguros y tranquilos si se trata el asunto con cariño, afecto, utilizando el diálogo y el elogio. Proceder así les va a generar confianza. Hay que hablarles, hacerles ver que han actuado mal y, en ocasiones, imponerles la restricción de algo que sabemos que les gusta.

Además de ayudarles a identificar y a expresar las emociones y a convertir una emoción negativa en una positiva, es necesario también generar en los niños conductas de empatía, es decir, enseñarles a comprender el punto de vista del otro de forma que influya de manera positiva en su desarrollo integral. A los 2 años comienzan a darse cuenta de que otro niño está triste e intentan que, de alguna manera, deje de estarlo. Para ellos empiezan a tener importancia las muestras de aprobación de las personas que para él son importantes.

Los niños construyen su autoconcepto y desarrollan su autoestima a través de las acciones que realizan y en sus relaciones con los demás. En este desarrollo, la familia tiene un papel fundamental, si les expresa sus cualidades positivas, les valora, les corrige aquellos aspectos que deben modificar y les ayuda a enfrentarse a los pequeños problemas que se les plantean. Hay que dejar que se equivoquen y aprendan de ello. 


ESTRATEGIAS PARA FORTALECER LA AUTOESTIMA DE LOS NIÑOS

* Elogia los éxitos de los niños. Elogia a los niños que se esfuercen en hacer bien las cosas.

* Demuéstrales cariño de una forma sincera. Hazles saber que los quieres.

* En la medida de lo posible, es mejor decirles qué cosas deben hacer en lugar de lo que no deben hacer.

* Trata de ignorarlos cuando tengan rabietas o cuando se comporten mal.

* Agradéceles cuando colaboren contigo, cuando te ayuden, cuando se expresen de buena forma hacia los demás, cuando te obedezcan y reaccionen de forma positiva.

* Respóndeles con cariño cuando se portan bien. Indícales qué es lo que te ha gustado de su comportamiento.

* Cuando un niño se porta mal, aprende a separar el mal comportamiento de la personalidad del niño. De lo que se trata es de criticar o reír sus conductas, no su persona.

* No les grites o critiques demasiado, especialmente frente a otros.

* No utilices adjetivos como "tonto", "estúpido", "vago"...

* No lo sobreprotejas.



El desarrollo de la competencia emocional está asociado a una relación positiva y comprometida con los otros. Es importante que nos niños aprendan que vivimos en sociedad y que necesitamos de los demás para desarrollarnos plenamente como personas y que existen un conjunto de normas de convivencia que debemos conocer y respetar. Por tanto, deberemos enseñarles desde pequeñitos a relacionarse, a compartir, a saber pedir y agradecer, a respetar a todas las personas, etc.